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Perdón y Esperanza
En la alcoba de mi puerto
al albor de un nuevo día,
abrí una ventana a la pleamar de tu mirada
y descubrí el arrebol de tu rostro
dibujado en el viento.
El suspiro de tu aliento,
inundo el espacio flébil de mi existencia,
y tu palabra impalpable y dócil
quedo latente en mi memoria,
como promesas escritas
en la morada celestial.
¡Me arrodille sorprendido-exánime!
palpitando mis pecados,
hiriendo mi piel,
con mi historia bicorporea.
Perdonaste sin preguntar
haciéndome beber el néctar de tu sangre,
llevándome de la mano,
a una ruta nitescente.
Allí, pernocte
en un bosque pinífero
amanecí placido
cobijado por el fuego de una pira
y vi al cielo derramar sobre mí
perdón y esperanza
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